La esencia del constructivismo es el individuo como construcción propia, que se va
produciendo como resultado de la interacción de sus disposiciones internas y su
entorno. Su conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción
de la persona misma. Compara el aprendizaje con la creación de significados a
partir de la construcción de interpretaciones personales del mundo, basadas en
las experiencias e interacciones individuales creando esquemas que funcionan
para activamente filtrar, codificar, categorizar y evaluar la información. El
constructivismo considera el conocimiento como un producto de la interacción
social y de la cultura donde todos los procesos psicológicos superiores se adquieren
primero en un contexto social y luego se internalizan.
A continuación veremos este modelo
adaptado a una intervención logopédica en un niño de 9 años que tiene disfemia,
un trastorno del lenguaje y, más concretamente, un trastorno de la fluidez
verbal en el cual no se dan anomalías orgánicas y se caracteriza por las
interrupciones verbales que afectan al ritmo del lenguaje y a la melodía del
discurso.
Una vez realizada la primera sesión en
la cual se produce una primera toma de contacto con el paciente y su entorno,
se evaluará su grado de disfemia. El logopeda comenzará a diseñar la
intervención que llevará a cabo con el niño, basándose en el modelo
constructivista.
El papel del logopeda
en la intervención será el de motivar al niño, impulsando su autonomía e
iniciativa, evitando las críticas y correcciones, que deben ser muy específicas
y de forma siempre positiva. Es imprescindible que el logopeda consiga hacer
que el niño actúe activamente en toda la intervención, así le dará todo el
tiempo que él necesite para hablar, lo escuchará atentamente y estimulará el
clima de comunicación, ya que cada niño tiene una determinada capacidad para
hablar fluidamente. Esta habilidad puede ser suficiente o insuficiente,
dependiendo de las demandas a las que el niño tenga que irse enfrentando. Uno
de los objetivos de la intervención será por lo tanto, fomentar el desarrollo
de sus capacidades y disminuir la presión de las demandas. En este caso de
disfemia, el logopeda propondría una primera sesión en la que el paciente
estuviera acompañado de su entorno más cercano, familiares, tutores…,
favoreciendo un clima de confianza en la que no se sintiera incómodo y forzado.
Incluso, la posibilidad de la compañía de alguna persona de su entorno u otros
niños/as podría llevarse a cabo en el trascurso de toda la intervención. Además
del uso de objetos personales o con un
valor sentimental para el niño, serían igual de válidos si él lo escogiera.
En la interacción con el niño, el
logopeda deberá crear el clima adecuado que mencionábamos anteriormente, en el
que se favorezca su investigación a través de preguntas abiertas sobre los
conocimientos previos y conceptos que tiene el niño antes de compartir con él
la propia comprensión que tiene el logopeda sobre esos. Así, es de vital
importancia que desde el primer momento, antes de llevar a cabo la
intervención, el logopeda interaccione con el paciente haciendo que éste
interiorice su dificultad, de forma que se familiarice con ella. Así, se
estimulará en el paciente la expresividad y exteriorización de los estados
emocionales que sienta en el transcurso de cada sesión.
Además, las actividades que se lleven a
cabo dentro de la intervención estarán ajustadas a las necesidades del niño y a
sus diferentes situaciones de aprendizaje que tendrán que tener como objetivo,
ser creativas y salir de los estereotipos. Los
factores ambientales serán indispensables, el niño formará parte de todas las
actividades y las llevará a cabo en su entorno, no en el despacho del logopeda.
Potenciándose así, las tareas cotidianas y fortaleciendo las habilidades lingüísticas
y la fluidez del paciente.
Una actividad que se podría realizar
con este niño sería el de acompañarlo en una situación rutinaria o cotidiana,
como ir a hacer la compra al supermercado para que el niño prepare un pastel
por el cumpleaños de su padre que será próximamente.
Dentro de esta actividad, el niño
participará en todo momento de forma activa en la labor desarrollada por el
logopeda desarrollando el concepto de apropiación
(*). En este caso, el niño elegiría
si desea ir acompañado de otras personas de su entorno u otros niños que
asistan al logopeda, ya que la interacción con otras personas es muy
beneficiosa para su zona de desarrollo próximo (*).
A través de una lista orientativa, iría
cogiendo los productos y alimentos seleccionados de ésta y le animaríamos a que
los fuera nombrando, ofreciéndole la ayuda que fuera necesaria en cada momento a
través de una participación guida (*), para formar así su andamiaje. A la vez,
el logopeda interactuaría con el niño y sus acompañantes para que éste fuera
haciendo descripciones sobre los productos y alimentos, expresara sus gustos y
preferencias e incluso compartiera algunas experiencias personales.
Al finalizar la actividad, el niño
podría hacer una reflexión personal, por ejemplo a modo de diario, en el que
expresará sus sentimientos, emociones, inquietudes y su opinión sobre la
actividad. Así, estaríamos poniendo en uso un concepto muy importante del
constructivismo como es la intersubjetividad
(*). Esta actividad se convertiría en significativa
(*) para el niño ya que, próximamente podrá aplicarlo en la elaboración del
pastel, además de aplicar estos conocimientos a otros contextos de su vida.
En todo el proceso es necesario
modificar las actitudes y conductas negativas hacia el habla del niño, adaptando
el lenguaje a sus dificultades del habla, repetir lo que éste dice, tratar de
mejorar sus habilidades lingüísticas, conversar sobre situaciones y
experiencias presentes de modo que, participe de forma activa con el logopeda y
conseguir fomentar así, su motivación para aprender.
Además, no podemos olvidar la
importancia de concienciar al niño que no está sólo, la colaboración e
involucración de su entorno más cercano, será de vital importancia en el
trascurso de la intervención, haciéndoles partícipes de los logros que se van
adquiriendo y las dificultades que necesiten más tiempo y apoyo. Así, el
logopeda, lejos de ser frío y distante, como una persona desconocida para el
niño, se convertiría en alguien cercano que le ofrecería respeto, apoyo y
confianza para superar con éxito su dificultad y mejorar su calidad de vida.
Actualmente se está utilizando el
modelo constructivista en la educación debido a que es un método que resulta
práctico y favorable. El paciente se involucra con su dificultad y no sólo se
expone a seguir instrucciones fijadas, en este caso por el logopeda. Este modelo aportaría al niño la confianza y
aspectos necesarios para poder manejarse en los distintos ámbitos de su
entorno, ya sean escolares o familiares.
Al realizar una intervención creativa
se dedican bastantes recursos que nos permitirán incentivar la propia capacidad
creativa del niño. A veces surgirá espontáneamente y otras, necesitará ser
motivada a través del conjunto de actividades adaptadas o propias experiencias
de este. Cualquiera de estos incentivos, unidos o por separado puede motivar al
paciente.
Es imprescindible que, además de trabajar
su dificultad, el niño consiga expresarse más allá de su lenguaje verbal, con
algún otro lenguaje, símbolo o código, para comunicar sus estados emocionales,
anímicos, autoestima; produciéndose así, una conexión más fuerte entre el
logopeda y el niño, reforzando su
capacidad de progresar.
No debemos obviar que el logopeda tiene que tener en cuenta que, cuando
se trabaja con un modelo constructivista, su papel es de mediador, un
acompañante de los procesos cognitivos del niño. Si la orientación no es
constante, se corre el riesgo de que el niño pierda el enfoque. Esto ocurre
porque el niño trabaja a través de sus propias experiencias utilizando las
herramientas que el logopeda sugiera y buscando otras, que él mismo pudiera
considerar necesarias.
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(*) El concepto de apropiación se
refiere a la participación activa de los sujetos en el transcurso de las
actividades propuestas y guiadas por el profesional.
(*) La
zona de desarrollo próximo es la zona en la cual se pone en marcha un sistema
interactivo, una estructura de apoyo creada por otras personas y con las
herramientas culturales apropiadas a una situación (Cole, 1984; Newman, Griffin
y Cole, 1989), esto permite al individuo desarrollar sus competencias.
(*) La
participación guiada hace referencia a que el aprendizaje puede comprenderse
como la apropiación de los recursos de la cultura a través de la participación
en actividades conjuntas (Rogoff, 1990).
(*) La intersubjetividad es el hecho de
compartir los diferentes puntos de vista, partiendo de una referencia común a
través de la comunicación, pudiendo modificarlo si fuera necesario.
(*) La significación hace referencia a
la funcionalidad, pudiendo aplicar los conocimientos aprendidos a otros
contextos o ámbitos.
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